Almorchón
El poblado de Almorchón, si nadie lo remedia, está abocado a su lenta desaparición. Una negociación entre Renfe, Junta de Extremadura y Ayuntamiento de Cabeza del Buey, sería el procedimiento más adecuado para evitarlo, como en los casos de la rehabilitación del poblado ferroviario de Arroyo de Malpartida y la transformación del economato de Mérida en centro de ocio. Argumentos para su conservación no faltan. La estación de Almorchón fue importante nudo ferroviario, punto de unión con la línea Córdoba-Almorchón. Entró en funcionamiento en 1865. Tres años después, se construyó la línea Almorchón-Belmez, para dar salida al carbón de las minas cordobesas. El poblado se fundó para cubrir las necesidades de los empleados de la estación, construyéndose viviendas para ellos y dormitorios para viajeros, situación que se prolongó hasta la década de 1920, dotándolo de infraestructuras básicas: escuela, puesto médico, oficina de correos e iglesia. Al argumento histórico y de patrimonio, se unen otros como la necesidad de ofrecer alternativas a los jóvenes de la zona, bien para crear algún centro de ocio, bien para rehabilitar viviendas facilitando su acceso a la misma. Desde el punto de vista turístico, el poblado ofrece un amplio abanico de opciones para el turismo rural y brinda al viajero la posibilidad de inmiscuirse en el ambiente ferroviario del siglo pasado y del anterior. Por último, allí está el valioso tesoro de los sentimientos, de personas vivas con nombres y apellidos, hijos e hijas de los trabajadores que se criaron en el lugar..