Zalamea de la Serena, huertos familiares
Dolores, la mujer de Ventura, ya echa cuenta de lo que se va ahorrar este verano en verduras. Espera llenar su despensa de tomates, calabacines, pimientos, cebollas y berenjenas. El gazpacho y el pisto de verano saldrán más barato que nunca en un hogar donde ambos platos gozan de gran aceptación. Hace pocas semanas su marido decidió plantar un huerto en un terreno cerca de su casa de Zalamera de la Serena. Tener un huerto propio puede ser una alternativa para visitar menos el supermercado. Sólo se necesita disponer de 50 metros cuadrado de tierra y tiempo para regar y cuidar la plantación. En los pueblos es más fácil encontrar un terreno adecuado, aunque en las ciudades también se pueden plantar en las macetas de la terraza o el balcón. De hecho, en Internet existen varias páginas webs que asesoran y aconsejan sobre cómo poner un huerto casero con éxito. Y para conseguir resultados no hay que ser un experimentado agricultor. La prueba la tenemos en Ventura, aún no ha recogido nada de su primera cosecha, pero el volumen que han alcanzado ya las tomateras y las matas de calabacines auguran una prolífica cosecha. Todo un mérito para un debutante como hortelano. A Ventura siempre le gustó tener un huerto, así que hace poco más de un mes decidió probar suerte en un terreno de 80 metros cuadrado que le cedió un familiar. Trabaja en la construcción y no dispone de mucho tiempo libre para regarlo y cuidarlo. Pero se organiza como puede. Cuando trabaja aprovecha las últimas horas de la tarde y los fines de semana lo hace por la mañana. Cree que se trata de una buena idea contra la crisis porque permite tener en casa algo que siempre tienes que comprar. «Los tomates y el resto de verduras se utilizan mucho, pero si lo traes tú, mucho más». No ha calculado lo que se ahorra -«tendremos de sobra para el gasto de casa»- ni tampoco lo que le ha costado plantarlo-. «Si tienes el agua del pozo, en realidad lo único que te cuesta es el trabajo que tú le dedicas»- porque más allá de la visión económica, defiende lo práctico que resulta tener un huerto. «Cuando empiece a dar verduras, todos los días vas a llevar comida sana a casa». En el mes escaso que lleva de hortelano ya ha aprendido algunos secretos para sacar mejor rendimiento a su explotación. «Los tomates no hay que regarlos mucho y con los calabacines hay que estar pendiente de que no se sequen». También cree que la tierra juega un papel clave, más incluso que el del propio hortelano. «Te puedes cansar de regar, pero si plantas sobre tierra seca, no vas a sacar nada». Él de momento pone un sobresaliente a la tierra que ha elegido para este año, ahora sólo falta comprobar si los tomates y los calabacines conseguirán la matricula de honor cuando lleguen a casa.