RENFE, La Serena ferrocarril
El AVE sólo sumará, no restará. O eso al menos cree la Junta. Está convencida de que los actuales servicios ferroviarios, tanto de pasajeros como de mercancías, seguirán manteniéndose después de que la alta velocidad llegue a la región. En líneas generales, la línea de AVE Madrid-Extremadura seguirá el mismo recorrido que la actual vía ferroviaria convencional. En muchos de los tramos, los estudios informativos aseguran que discurrirá por el mismo corredor. Incluso a veces se detalla que ambas vías irán de forma paralela. Por lo tanto, parece claro que ambas infraestructuras podrán coexistir desde el punto de vista técnico. Sin embargo, existen documentos oficiales que indican que sólo puede quedar una vía. Las declaraciones de impacto ambiental de los tramos Madrid-Oropesa (límite de la provincia de Toledo) y Talayuela-Cáceres indican que los nuevos raíles acabarán con los viejos. Literalmente, se dice que «la Dirección General de Ferrocarriles confirma, por escrito de 6 de noviembre de 2007, que la línea convencional Madrid-Valencia de Alcántara existente quedará fuera de uso con la construcción de la línea ferroviaria de alta velocidad, por lo que en el futuro será factible desmantelar la vía existente para dedicarla a usos alternativos. Por lo tanto, el proyecto de desmantelamiento de la vía existente que se realice en el futuro deberá someterse, en su caso, a un nuevo procedimiento de evaluación de impacto ambiental». Por tanto, esta circunstancia afectaría al trazado comprendido entre Madrid y Cáceres, mientras que nada se dice de la vía que comunica Cáceres y Badajoz a través de Mérida. En las declaraciones medioambientales de estos últimos tramos no se hace ninguna referencia a este aspecto. Proyectos Sin embargo, son muchas las voces públicas que en los últimos meses han asegurado que el destino de los corredores de todos los tramos es el mismo: convertirse en vías verdes para aprovechar el entorno medioambiental privilegiado en el que se mueven. Ante esto, la Junta considera que, basándose las previsiones del Gobierno, «los servicios ferroviarios actuales de transporte de viajeros y mercancías se seguirán prestando independientemente de la llegada de la alta velocidad», según fuentes de la Administración regional. Sin embargo, se recuerda que la última palabra la tiene el Estado. La regional es la única administración que se moja, ya que tanto Adif como Renfe aseguran que aún no hay planes concretos. Nada se ha decidido, vienen a decir. El Ministerio de Fomento ni siquiera ha contestado, como parece ser norma en ese departamento. Por su parte, la Asociación Extremeña de Amigos del Tren no tiene constancia de que vaya a desaparecer ninguna de las actuales vías del tren en la región, según asegura su presidente, Ángel Caballero. Incluso, se están acometiendo obras de adecuación y mejora, afirma. Más claro lo tienen en las localidades toledanas por donde pasa la línea Madrid-Valencia de Alcántara. En fechas pasadas, la Plataforma en Defensa del Ferrocarril para Illescas y La Sagra exigió que la construcción de la línea del AVE a Extremadura se haga «sin desmantelar» la línea existente, que permite viajar desde Illescas y La Sagra, en Toledo, hacia Madrid, pero también hacia Torrijos, Talavera de la Reina y Extremadura. Intermedios Este colectivo pide que, independientemente del futuro AVE, se mantenga la línea Madrid-Talavera-Extremadura con servicio de trenes regionales que den servicio a los ciudadanos entre poblaciones intermedias, y que no se quite la posibilidad de viajar hacia Torrijos-Talavera-Extremadura a los ciudadanos de La Sagra. En Extremadura podría pasar algo parecido. Es decir, no se podría viajar por ejemplo desde Casatejada hasta Madrid o Badajoz. Lo cierto es que, en teoría, la vía mixta de alta velocidad no sólo sirve para transportar convoyes de AVE y de mercancías, también puede llevar todo tipo de coches. «No sólo es posible desde el punto de vista de la infraestructura, sino que se hace continuamente. Por ejemplo, por la vía Madrid-Sevilla circulan otros trenes que llegan luego hasta Cádiz», afirma Inmaculada Gallego, profesora de la Escuela de Ingeniería de Caminos de Ciudad Real y una de las mayores expertas nacionales sobre la materia. «Si bien técnicamente es posible, presenta un problema desde el punto de vista de la explotación comercial», abunda. Para ella, «la introducción de coches convencionales, que circulan más despacio, deriva en una reducción de la capacidad de la línea. Al tener más tráfico, su capacidad es más limitada, y su explotación más complicada». Cambiar el ancho Consideraciones comerciales al margen, lo cierto es que lo único que hay que hacer para poder aprovechar las traviesas será adaptar el ancho de vía. Los AVE circulan en España. con el llamado ancho internacional o UIC, de 1.435 mm. En cambio, el resto del parque español es más grande, 1.668 mm. El problema se soluciona con unos intercambiadores en los que en unos pocos minutos se adapta el vagón a la nueva vía en la que va a entrar. Sea como fuere, lo cierto es que la red convencional de ferrocarril de Extremadura está sufriendo una importante remodelación, con independencia de su futuro. Junta y Ministerio de Fomento firmaron en 2004 un convenio por el que ambas partes se comprometían a gastar 176,6 millones de euros en renovar las vías de las líneas Mérida-Villanueva, Mérida-Zafra, Zafra-Fregenal de la Sierra y Cáceres-Valencia de Alcántara. Llama la atención de que esta última está entre las vías que Ferrocarriles considera que quedarán fuera de servicio. Además, el acuerdo también preveía actuaciones en el mantenimiento especial en otros tramos, a saber: Villanueva de la Serena-Castuera-Cabeza del Buey; Zafra-Llerena y Mérida-Cáceres. En estos tres casos, las actuaciones corrían a cuenta de los presupuestos propios de Renfe. Esta adecuación consistía en una renovación de las vías, una mejoras de las infraestructuras y, sobre todo, la eliminación de los pasos a nivel. Asegurar el servicio El acuerdo tenía una segunda parte. Varios meses después se firmó otro convenio, éste referido al tráfico de convoyes. En virtud del mismo, Renfe se comprometía a mantener en la región 19 servicios diarios en cada sentido. De ellos, se verían afectados por la supuesta baja de la vieja vía un convoy diario entre Plasencia y Madrid, tres entre Cáceres y Madrid, y otro entre Plasencia y Mérida. Un aspecto importante es que la Junta paga las pérdidas que Renfe tiene por mantener abiertas líneas que no son rentables. Para el año 2005, se calculaba que el coste de estos servicios sería de 6,2 millones de euros, cifra a la que habría que restar los ingresos obtenidos por el operador. Sin embargo, ambos convenios tienen fecha de caducidad, finales del año que viene. Para prorrogar sus cláusulas será necesario que ambas partes alcancen un nuevo acuerdo.