Castuera, lengua azul
La nueva epidemia de lengua azul ha matado ya a casi 2.700 ovejas Las indemnizaciones oscilarán entre 56 y 96 euros por cada animal muerto, según informó la Junta en una asamblea en Monesterio con ganaderos afectados |RAFAEL MOLINA La Junta de Extremadura ha certificado hasta el momento la muerte de 2.693 ovejas a causa del brote de lengua azul que desde hace unas semanas ataca al sur de la provincia de Badajoz. Así lo aseguró ayer en Monesterio el director general de Explotaciones Agrarias de la Consejería de Agricultura, Juan Carlos Antequera. Participó en una reunión informativa en la Casa de la Cultura de la localidad, en la que también estuvieron unos doscientos ganaderos de la zona sur de Extremadura. Acompañado por la jefa del servicio de Sanidad Animal de la consejería, Cristina Sanz; y por el coordinador de la oficina veterinaria de Zafra, Francisco Bermejo, Antequera quiso transmitir un mensaje de tranquilidad, «difícil en este momento», pues la lengua azul ha venido a sumarse a otros factores negativos que están afectando al sector ovino. Sobre todo, se trata de la crisis causada por la subida de los piensos y la bajada del consumo del cordero. El representante de la Junta explicó que hasta el momento se ha detectado la enfermedad en un total de 324 explotaciones, que tienen una cabaña ovina superior a las 170.000 cabezas. De ellas, se ha certificado la muerte de los citadas 2.693 animales, que suponen el 1,6% de la cabaña ovina de las zonas en las que se ha detectado esta enfermedad. Evolución La evolución de la enfermedad en la región se inició con la detección de un primer foco en la comarca de Tentudía, concretamente en las localidades de Montemolín, Pallares y Santa María. Se trataba de zonas sensibles a la penetración del contagio desde los focos andaluces, a través de los cauces naturales del Guadalquivir y sus afluentes. De esta comarca, la lengua azul se trasladó a la Campiña Sur, y luego se supo de otro foco en la localidad portuguesa de Barrancos. Finalmente, los últimos casos se han conocido en la comarca Sierra Suroeste. A día de hoy, explicó Antequera, la enfermedad sigue extendiéndose, con la constatación de la aparición de nuevos casos en la comarca de La Serena, concretamente en las cercanías de Castuera. Respecto a las ayudas, Antequera quiso tranquilizar los ánimos. «Todas las ovejas que se mueran por lengua azul van a tener sus indemnizaciones, con independencia de que sean una o mil», dijo Antequera a preguntas de los periodistas. El proceso se inicia con las firmas de las correspondientes actas por parte de los propietarios de las explotaciones afectadas. Una vez recibidas en la Dirección General son comprobadas para el posterior reparto de ayudas. El responsable regional de Explotaciones Agrarias explicó que entre las medidas de compensación previstas se incluyen las indemnizaciones por sacrificio, aquellas otras que de manera directa recibirá el ganadero desde las administraciones, -que se negocian ahora en la mesa nacional del ovino-, y también ayudas a la reposición de animales muertos. En el primero de los casos, Antequera fijó las compensaciones entre los 56 y los 96 euros por animal fallecido. A esta ayuda hay que añadir un 10% más si se trata de animales inscritos en alguna agrupación de defensa sanitaria (ADS). Respecto a los plazos, afirmó que «se agilizarán lo más posible, para los ganaderos puedan recibir sus ayudas cuanto antes». Vacuna Por lo que respecta al inicio de la vacunación de la cabaña ovina del serotipo 1, actual causante de la enfermedad, Antequera expresó que en esta misma semana la Junta pondrá a disposición del Ministerio una finca, para que sus servicios sanitarios hagan las pruebas oportunas, y si el desarrollo es positivo, «a principios de noviembre podríamos disponer de la vacuna y comenzar su aplicación». Además, recordó que esta enfermedad es distinta a la anterior en cuanto a la modalidad de virus, pero tiene la misma forma de transmisión. Por ello, la entrada de la estación otoñal y la consecuente y esperada bajada de las temperaturas acabaría con el mosquito propagador del virus, con lo que Extremadura «volverá a ser una zona totalmente libre para el movimiento de los animales».
