En los últimos años, esta zona alejada de las grandes corrientes turísticas de la región, ha comenzado a aparecer en los medios de comunicación con gran empuje por su riqueza natural, hitórico-artística y por su rica actividad productiva de gran calidad y de rancia tradición. El transcurrir del tiempo ha forjado el carácter de la gente y ha marcado la identidad de los pueblos. Restos de tartesos, romanos, árabes y cristianos viejos nos acompañan en muchos monumentos. El monumento más representativo de la zona del periodo romano es el Dístilo de Zalamea de la Serena. Los castillos son otro atractivo interesante para el viajero y una ruta que englobe a la mayoría comenzaría en Zalamea de la Serena (S. XV.), pasaría por Benquerencia de la Serena (S. XI-II), Almorchón (S. XIV-V), Capilla (S. XII), Puebla de Alcocer (S. XV), y finalizaría en Orellana la Vieja (S. XV). Las ermitas rurales más antiguas son: la de Piedra –Escrita en Campanario, Belén, en Cabeza del Buey, y más reciente la de la Virgen de la Cueva en Esparragosa de Lares. En alojamientos: Albergues, casas rurales, zonas de acampadas, como el Santuario de Belén, hoteles y en zonas de baño las playas de los embalses. Los productos como el queso de La Serena, las carnes de los corderos, los derivados del cerdo o los excelentes vinos, se pueden apreciar en gran número de restaurantes. Otros productos se pueden abquirir con facilidad, como el turrón, el aceite etc.