Zalamea de la Serena
«¿Hay algún cuadrado más como éste?», pregunta Victorino Mayoral a Juan, el pastor, mientras mira con detenimiento un conjunto de piedras que él interpreta enseguida como los restos de un antiguo recinto, probablemente construido por los pueblos pre-romanos para guardar el ganado. A la vez, extrae de la mochila su moderno GPS. Con este aparato, cuyo margen de error no supera los 60 centímetros, recorre el perímetro del antiguo recinto siguiendo las piedras que aparecen alineadas cuando se las escudriña con detenimiento. Vitorino Mayoral acude siempre a la zona con su GPS. «Así, si me encuentro algo, puedo hacer un esquema de la estructura, situarla perfectamente en el espacio, y luego puedo cruzar la información con otras bases de datos», explicó el experto. En el proyecto de investigación sobre la evolución del paisaje de la Serena, desde la Prehistoria hasta la actualidad, que comenzó hace nueve años, los arqueólogos utilizan GPS y fotos de satélite con los que intentan averiguar qué estructuras hay en el subsuelo sin excavar. «Excavar significa destruir, y la arqueología actual intenta saber lo máximo posible pero respetando todos los estratos para los que vengan detrás. Quizás, dentro de 20 años, existirán nuevas técnicas de estudio, por lo que es importante conservar a lmenos una parte de los yacimientos arqueológicos, al menos. Aunque siempre será necesario excavar», comentó Mayoral.