Autovía de Levante, La Serena
Si hay una época en la que surgen con abundancia, y casi con una alegría inusitada, las promesas de los partidos políticos ésa es en la campaña electoral que arrancó el pasado viernes. Subida de las pensiones, exención del pago del IRPF a los mileuristas, creación de puestos de trabajo, planificación de infraestructuras faraónicas Todo vale con tal de captar el voto. Sin embargo, durante los cuatro años que duran las legislaturas el ciudadano tiene ocasión de poder certificar si esas promesas, lanzadas a bombo y platillo, son una realidad o se quedan en el baúl de los recuerdos en el que tanto buscaba la cantante Karina. En muchas ocasiones se trata de promesas, no tan populistas como las que lanzan estos días los principales líderes que se disputan la presidencia del Gobierno, pero que sí son extraordinariamente importantes para el desarrollo de las ciudades, pueblos y comarcas. Muchos de estos compromisos incumplidos, que siguen durmiendo el sueño de los justos o ralentizándose de forma alarmante, afectan a ciudadanos extremeños, que quizás han visto cómo en los últimos años se hablaba en exceso del famoso y mediático AVE y de sus plazos, olvidándose de otros proyectos de andar por casa también vitales para los ciudadanos de a pie. Y es que, a día de hoy, muchos pueblos y municipios de la región esperan que los otros AVE extremeños empiecen a tomar, como aquel, visos de realidad. Estos son sólo algunos ejemplos. AUTOVÍA DEL LEVANTE Acaba la legislatura sin conocerse el trazado extremeño El caso más sangrante, sin duda, ha sido la tan traída y llevada autovía Badajoz-Levante, que sigue siendo la gran asignatura pendiente de los últimos gobiernos centrales. Ni el PP antes ni el PSOE ahora han sido capaces de consensuar un trazado definitivo que suponga el pistoletazo de salida de las obras de una infraestructura vital para las comarcas de Vegas Altas, La Serena y La Siberia y que vertebrará las comunicaciones de la región con el Levante peninsular. En los últimos años, los ciudadanos han tenido que aguantar estoicamente numerosas declaraciones de intenciones de los políticos de turno sobre este proyecto, pero nada en firme respecto a la autovía en sí. Todo se ha asemejado a un partido de tenis. Cuando parecía que el trazado norte era el elegido, al poco tiempo la tortilla se volteaba y era el trazado sur el que cogía la delantera. Ahora todo parece indicar que el que gana enteros es un híbrido entre los dos trazados pero, mientras tanto, los ciudadanos siguen de meros espectadores. En todo este escenario hay que recordar que desde 1998 lleva contemplándose en los Presupuestos Generales del Estado la llamada A-43, pasándose de los 6.000 euros de aquel 1998 para iniciar el estudio informativo a los 96.000 del presente 2008. Diez años con la autovía presupuestada pero con las máquinas todavía paradas. Hubo manifestaciones ciudadanas en defensa de los dos trazados posibles -el norte, que pasaría por La Siberia, y el sur, que pasaría por La Serena-, se realizaron estudios por parte de profesores de la Uex señalando la opción sur como la más recomendable y hubo alguna que otra amenaza de dimisión de alcaldes socialistas de La Siberia, como el de Valdecaballeros, si la autovía no pasaba por el norte, haciéndose justicia con una zona tan olvidada. En definitiva, que durante esta década ha habido de todo. Paradójicamente, hace cinco años parecía que el proyecto estaba más avanzado que ahora, pues en enero del 2003 ya existía un estudio informativo y de impacto ambiental que se remitió a los Ayuntamientos implicados para que realizasen las correspondientes alegaciones. Una autovía que discurriría por el trazado de la N-430, que une Extremadura con Ciudad Real, mediante el desdoblamiento de esta carretera nacional. De hecho, en marzo del 2005, en la inauguración del tramo de la N-430 que une la presa de García Sola con el Puerto de los Carneros, la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, dejaba caer que el tramo que se inauguraba había sido diseñado «para servir de calzada como tramo de una autovía, ya que se va a desdoblar, y eso podría seguir con el diseño que se ha hecho. La idea del diseño es precisamente la autovía de Extremadura-Levante». No obstante, estas palabras pronunciadas en plena comarca de La Siberia se las llevó el viento y con el nuevo plan de infraestructuras del Gobierno central de Zapatero, el llamado PEIT, se daba una nueva vuelta de tuerca. Y es que este plan contemplaba el trazado sur para esta autovía. Una intención que, en plan apagafuegos, tuvo que aclarar para calmar los ánimos la delegada del Gobierno en Extremadura, Carmen Pereira, afirmando que aún no había una decisión tomada al respecto. A falta de una decisión final, lo que hizo el Gobierno socialista fue paralizar los dos estudios entre Badajoz y Ciudad Real para hacer uno global, con lo que hubo que retrotraer de nuevo toda la burocracia. En marzo del 2007 volvieron a salir a la luz los informes para la fase de alegaciones, con una gran novedad. A las dos opciones conocidas se unía una tercera, bautizada como centro. Una variación de la sur en la que se rodeaba Don Benito y Villanueva por el norte para evitar la Zona Especial de Protección de Aves (ZEPA) que allí se encuentra. Desde entonces, lo último que se ha oído desde fuentes del Gobierno regional es que en breve se conocerá el trazado definitivo, aunque presumiblemente esto no se haga público hasta pasadas las elecciones del 9-M. Una cantinela que se lleva escuchando ya demasiado tiempo. En definitiva, que con tanta burocracia y con tanto marear la perdiz es normal que una de las expresiones más repetidas por ambas plataformas que defienden los trazados sea la de «tomadura de pelo».