Monterrubio de la Serena, 2008
En Monterrubio, el aceite es más que un medio de vida. Es el medio de vida. Cuando los estudiosos acuñaron el concepto de "cultivo social" podían perfectamente haber estado pensando en este rincón de la geografía extremeña. Se trata de la mayor zona olivarera de la región, que además es la segunda comunidad en producción del país. Sin embargo, se trata de olivos de secano en su mayoría, que tienen un rendimiento más bajo. Esto no impide que su calidad esté amparada por una denominación de origen. Después de una década de espera, parece que el regadío llegará por fin a Monterrubio. Tras varios anuncios y olvidos, el Ministerio de Medio Rural tiene en fase de exposición pública el proyecto y el estudio de impacto ambiental de la conversión a regadío de 6.500 hectáreas en los términos municipales de Monterrubio de La Serena y Benquerencia. La documentación aportada afirma que, tras diversos estudios, se ha optado por la opción que contempla la captación del agua del embalse del Zújar, y transportarla de norte a sur a la balsa de cabecera de la zona regable. Ello se consigue con una conducción de agua de una treintena de kilómetros. Se desestiman así las otras opciones que se contemplaron en un principio, como construir una presa en Benquerencia o un azud en la finca de Cachiporra. Otros de los elementos que serán necesarios serán una estación de bombeo en la orilla del embalse mediante la construcción de una cántara con bombas verticales, una balsa de regulación en la cabecera de la zona regable y redes de distribución de riego a las parcelas. También líneas de suministro eléctrico a las estaciones de bombeo y distribución en baja tensión y un sistema de telegestión. Con todos estos elementos se pretenden poner en riego 6.500 hectáreas de olivar, con un marco de plantación medio de 8x8 m. Alegaciones Una vez que se cierre este periodo, se estudiarán las alegaciones que hayan sido presentadas y se emitirá el correspondiente informe, que admitirá, rechazará o modificará el estudio presentado. A partir de ahí, nada impide que salgan a concurso la realización de las obras. Así, parece que en unos meses la zona contará con una infraestructura vital. Pero ha sido un largo camino el que ha habido que recorrer hasta ahora. Ha pasado más de una década desde que el Ayuntamiento de Monterrubio encargara en 1997 un estudio de viabilidad sobre el proyecto. La idea venía ante las malas expectativas ocasionadas por la escasa rentabilidad de la agricultura y al declive demográfico. De forma paralela, la Junta redacta ese mismo año otro estudio, mucho más detallado y amplio, para la puesta en riego por goteo de la zona olivarera del Valle del Zújar. Sobre todo se incluye a Monterrubio de La Serena y parte de Benquerencia. Sin embargo, no es hasta 2002 cuando una ley establece la declaración de Interés General de las obras. Ese mismo año se firmó un protocolo para el desarrollo y ejecución de las primeras 2.000 hectáreas. Cuatro años más tarde le seguiría otro acuerdo marco firmado por el ministerio, la Junta y la Comunidad de Regantes del Valle del Zújar de Monterrubio de La Serena. En virtud de este acuerdo, corresponde al ministerio la redacción del proyecto y la financiación y ejecución del 50% de las obras. La Comunidad de Regantes se encarga del 50% restante. Alternativas Antes de comenzar a elaborar el proyecto la empresa adjudicataria, Tragsatec, realiza un nuevo estudio de alternativas, que concluye que la única capaz de garantizar el agua el 100% de los años para el regadío es captarla directamente del embalse del Zújar, aunque ello supone construir una impulsión de 28 km de longitud desde dicho embalse hasta la balsa reguladora de la red de riego en la sierra de Benquerencia, atravesando en gran parte de su recorrido la Zepa (Zona Especial de Protección de Aves) de La Serena. «En términos financieros y debido al producto resultante de esta actividad agrícola, un aceite de excelente calidad con denominación de origen bien pagado en los mercados, la transformación resulta viable, estimándose un presupuesto de ejecución material de 46,7 millones de euros», reza textualmente la memoria del proyecto. Entre tanto estudio y plano, en Monterrubio cunde la alegría. «La verdad es que estamos muy satisfechos. Esperábamos esto desde hace años, pero por cuestiones políticas y otros motivos se ha venido retrasando hasta ahora. La producción se incrementará notablemente y la calidad no se tiene porqué resentir», asegura Juan Antonio Fernández, gerente de la Denominación de Origen Aceite de Monterrubio. Espera que el goteo llegue «en el plazo de un año y medio o dos», si los trabajos comienzan cuando está previsto. Once años esperando el regadío en Monterrubio han valido la pena. Y si no que se lo pregunten a los regantes de las Vegas Altas, que llevan nada menos que quince años reclamando la construcción de la presa del Golondrón. El proyecto data del año 1993, y fue incluido luego en el famoso Plan Hidrológico Nacional (PHN 2000-2008). Sin embargo, la decisión final sigue guardada en algún cajón del ministerio en Madrid. Se trataría de levantar un embalse mediano, de 92,5 hectómetros cúbicos, sobre el cauce del río Guadamez, al sur del término de Don Benito. La infraestructura se completaría con un canal de 20 kilómetros que desembocará en la presa del Zújar. Los embalses que sí se harán finalmente serán los del Búrdalo y Alcollarín. Estaban anunciados desde 2000, pero las obras no se adjudicaron hasta comienzos de este año. Cuando parecía que iban a sufrir otro retraso, la pasada semana se fijó el comienzos de los trabajos para la primavera que viene, más de un año después de adjudicar las obras.