El otro día estuve en tierras de Cabeza del Buey , antes en la estación de Almorchón – por donde al pasar se puede contemplar un auténtico “cementerio de trenes-correos”. Manuel Graels es un ciudadano de esta localidad, que ha puesto en marcha una modalidad de turismo rural bastante singular. Uno llega al pueblo y te marcan cuatro rutas para visitar a caballo: primero te enseñan el manejo del animal en un picadero y luego...!hala! el monte , en dirección, por ejemplo, a la ermita de la Virgen de Belén –la patrona-. Allí, a disfrutar del paisaje, del paseo y de la comida que se sirve en las áreas de servicio que el señor Graels tiene marcadas en las distintas rutas. Luego el alcalde, José Muñoz, me enseñó la cooperativa de mujeres que debe confeccionar más “americanas” de toda Extremadura. En Cabeza del Buey, el queso tiene una aroma especial, y de los exquisitos corderos y, por supuesto, contemplen el paisaje de lo que allí se denomina “Real Valle de la Serena”, nombre que el señor de los caballos ha dado a su proyecto de turismo rural.