Campanario
Los dos llenos a reventar que presentó la caseta municipal de Campanario durante el pasado sábado y el domingo, fueron la mejor recompensa que pudieron recoger el medio centenar de personas que participaron en la puesta en escena de la obra de teatro titulada "Estupro en la casa de los diablos". Un montaje interpretado por vecinos campanarienses y dirigido Rafael Gómez Casarrubios, que ya hace unos veranos se había comprometido a llevar al teatro el juicio que se celebró en 1623 en Campanario, en contra del que por entonces era alcalde de Villanueva de la Serena, Jerónimo Ortiz, por estupro sobre Antonia, una menor de edad. Unos hechos que acaecieron en un mesón, conocido como "casa de los diablos", y que regentaba la propia madre de Antonia, María Ruiz. Ese trozo de la historia de Campanario, patente y presente en los Archivos Nacionales de Madrid, es lo que quiso de rescatar del olvido este grupo de vecinos. Una obra, cuya idea nació de Bartolomé Díaz, mediante la cual también se pudo refrescar el rico caudal de refranes, dichos, costumbres y música locales. Una parte musical de la que se encargó el grupo "Nuevo Trigal Folk" y el cantaor Kiko "El Salvaje". Dieguito Aunque todo el elenco de actores estuvo a la altura, especialmente aplaudido fue el papel de Dieguito "el tonto". Un personaje que sirvió de llave maestra en la representación y que se erigió al final en la "conciencia" de todo un pueblo. El guión, fruto del trabajo de la familia Gómez-Ruiz, recogió diálogos basados en textos clásicos e históricos de Lope de Vega, Calderón, Quevedo y Cervantes. Por su parte, en las escenas y reflexiones de amor de Jerónimo, Antonia y Leonor, tomaron un protagonismo especial los poemas del poeta campanariense Agustín Sanz Alcázar.