Monterrubio de la Serena
Doce años y diez meses de prisión es la pena global que solicita el Ministerio Fiscal para los seis acusados de cazar tigres y otras especies protegidas en la finca Los Lunares de Monterrubio de la Serena en diciembre de 2005. El juicio por este caso se celebrará en unos meses en la Juzgado de lo Penal de Don Benito. De acuerdo con la calificación fiscal, a la que ha tenido acceso HOY, los seis imputados han cometido delitos contra la fauna. Los acusados son Manuel D.M., el empresario que explotaba la finca; Juan Pedro B.R. y Manuel B. N., empleados; y los cazadores Tomás José F.M., David J.O. y Basilia T.S.. Al empresario es al que el fiscal le pide un pena más alta, dos años y diez meses de cárcel por un delito continuado contra la fauna; y la prohibición de cazar durante cinco años; a los otros cinco imputados se les solicita una pena menor: dos años de cárcel para cada uno y la prohibición de cazar durante cuatro años. Según explica el fiscal en su escrito de calificación, el empresario Manuel D.M. se dedicaba a la explotación industrial de la caza y tenía autorización para explotar una granja cinegética en la finca Los Lunares, en la que se criaban ciervos, gamos, muflones y jabalíes y se celebraban cacerías. Lobos de Alemania Pero, según la investigación policial y judicial, no sólo había cacerías con los animales habituales y legales, sino con otros cuya caza está prohibida por la ley. De acuerdo con los datos de la Fiscalía, entre enero y marzo de 2005 se trajeron a Los Lunares 12 ejemplares de lobo, siete desde Alemania, y cinco desde Holanda. El lobo es un animal en peligro de extinción y está protegido por convenios internacionales. En Extremadura está prohibida su caza, de acuerdo con la ley regional. Sin embargo, en la finca de Monterrubio se cazaron lobos en una fecha no determinada. En todo caso, antes de diciembre de 2005. La prueba de que se abatieron esos animales está en los restos encontrados de tres de ellos por el SEPRONA en la finca y que fueron analizados por laboratorios del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Las pruebas genéticas demostraron que eran lobos cruzados con perros. Lo que no se ha descubierto es quién participó en su muerte. Además de lobos, a la finca llegaron a finales de noviembre de 2005, cinco tigres y un león. Los había comprado el empresario Manuel D.M. en la provincia de Toledo. Sus empleados los llevaron el 25 y 26 de noviembre desde Toledo a Monterrubio en un furgón alquilado. Sólo una semana después, el 3 de diciembre de 2005, se organizó la cacería en la finca, en la que participaron los tres cazadores que están inculpados. El primero en ser abatido fue un tigre macho. Hechas las fotos de rigor con el animal muerto para certificar la hazaña, los cazadores se dirigían a abatir al león. Pero su propósito fue frustrado por los agentes de la Guardia Civil. Alertados por los disparos, los guardias entraron en la finca y detuvieron a los cazadores. Hay que tener en cuenta que el tigre es un animal que tiene la máxima protección según los convenios internacionales. Debido a su escasez, su caza está totalmente prohibida en todo el mundo. Ese es uno de los motivos de que sea tan cotizado por cazadores a los que no les importa infringir la ley.