Uranio
La Asociación para la Defensa de la Naturaleza de Extremadura, Adenex, alertó ayer del «alto riesgo para la seguridad y la salud humana» que supondría una mina de uranio en Don Benito. Según el colectivo, la empresa canadiense Mawson Resources «ya ha iniciado los trámites para la obtención de los permisos de investigación de uranio». La empresa ha solicitado dos permisos de investigación en las áreas de La Haba, Corredor de La Guarda y Las Cruces-Manantial, que abarcan una superficie de 17.837 hectáreas, según la asociación. Muy agresiva Adenex asegura que las explotaciones de uranio conllevan una minería «muy agresiva» con el medio ambiente y considera «sobradamente demostrada, a través de trabajos científicos y estudios epidemiológicos, la relación causa-efecto entre la actividad minera del uranio y diferentes enfermedades de riñón y de pulmón, además de cáncer». Por otra parte, la asociación añade que la minería del uranio proporciona combustible a las centrales nucleares, industrias «probadamente inseguras, peligrosas y contaminantes, además de innecesarias para la producción de energía en Extremadura». El área en la que se ubicaría la explotación minera conserva dehesas de encinar «de gran interés ecológico y paisajístico, con gran variedad de fauna y flora», que forman parte de la Red Natura 2000 de espacios protegidos de la Unión Europea. La mina se encontraría en el borde del río Ortigas, que desemboca en Medellín por lo que «un accidente o vertidos involuntarios podrían afectar a las Vegas Bajas del Guadiana». Por ello, el colectivo naturalista pide a la Junta que «no conceda a los canadienses de Mawson Resources las autorizaciones para emprender esta explotación, negándose a vender territorio para un proyecto contaminante y de alto riesgo para la seguridad y la salud humana». Actualmente, esta misma empresa se ha asegurado cuatro derechos de exploración de uranio que alcanzan las 11.400 hectáreas en la provincia de Salamanca. Asimismo, señala que en Extremadura se han explotado varios yacimientos de uranio, en las conocidas Minas de La Haba, un conjunto de minas en los términos de Campanario, Quintana de la Serena y La Haba, que se paralizaron en 1990. Como añade Adenex en su nota de prensa, La Minas Hoya del Lobo y Pedregal han sido utilizadas como cementerio de residuos radiactivos, con el «secretismo» que siempre acompaña a la industria nuclear. Asimismo, se sentencia: «Los extremeños no conocemos aún la naturaleza exacta de los residuos depositados, ilegalmente, a principios de los años 70, procedentes de un accidente que tuvo lugar en un reactor experimental de la Junta de Energía Nuclear, en Madrid, ni el contenido de los 577 bidones procedentes del Ciemat, depositados en 1993. Seguramente, nunca lo sabremos».