Castuera, Empresario de La Serena, crisis económica
José, Manuel, Juan, Benito,... son sólo un puñado de ejemplos, pero hay muchos más en la misma situación. Empresarios a los que hasta hace bien poco los bancos perseguían para ofrecerles líneas de financiación y que ahora son tratados como apestados . Todas las puertas se les cierran y la respuesta de los responsables de las oficinas bancarias, con los que han trabajado durante años y años sin problemas, es siempre la misma: "Son órdenes de arriba". Ni pólizas, ni líneas de descuento, ni siquiera hipotecas contra el propio patrimonio personal de los empresarios. El grifo está cerrado. Mientras, los empresarios se ven abocados a ir despidiendo a los trabajadores, algunos de los cuales llevan con la empresa desde que se fundó. "Es muy triste tener que echar a alguien, que sabes que tiene familia y que encima está cumpliendo con su trabajo". Es el caso de José Sánchez, propietario de AJE Carpintería y Estructuras, de Castuera. "Durante 18 años hemos trabajado con pagarés que nos daban a 30, 60, 90, 120 o 150 días, sin problemas: teníamos una línea de descuento para que nos adelantase el dinero hasta que venciese el pagaré y así teníamos para comprar material y pagar impuestos, seguros y nóminas", explica. De un día para otro, "se negaron a recibir pagarés, ninguno, así que tuvimos que irlos guardando en la caja, pero terminamos quedándonos sin liquidez, lo que hizo que no pudiésemos afrontar algún pago con los proveedores y las aseguradoras nos cortaron también el crédito". ¿El resultado? "Después de 18 años sin un impago, tenemos 55.000 euros en pagarés en la caja, pero no tenemos liquidez, y la plantilla ha pasado de 22 trabajadores a diez, y ni siquiera sé que hacer con estos diez". Este es el mayor drama: "Hay gente que lleva con nosotros toda la vida y dices ´¡joder!, que lo voy a tener que echar y cumple con su trabajo y tiene familia, pero, ¿qué hago?", comenta, y añade: "A algunos de los que toman las decisiones los quería ver en esta situación, te viene el bajón y pierdes las ganas de luchar. Es la ruina para toda la joía vida, después de tanto trabajo pierdes hasta la casa, y todo esto a pesar de haber cumplido siempre con el banco". No muy distinta es la historia de Benito León, gerente de Construcciones Lemafesa, en Castuera. "Eramos 35 trabajadores y siete socios, y en diciembre tuve que echar a quince, y algunos llevaban con nosotros desde el 86". Sólo pide a los bancos "que a los que estamos saneados, y no hemos devuelto nunca un talón, que nos dejen trabajar, porque no se puede dar la vuelta a la tortilla de un día para otro y cerrarnos incluso líneas de descuento que no habían vencido". Benito se lamenta de que el dinero esté parado en los bancos. "Antes venían a buscarte para que abrieras descuentos o pólizas y ahora te dan la espalda, te responden que son órdenes de arriba y ahí están los talones parados y nosotros sin poder coger obras grandes porque no nos dan financiación". El gerente de Lemafesa espera no tener que despedir a nadie más e ir tirando con las obras que se hacen para particulares, pero asegura: "Si esto sigue así iremos a la ruina, porque la bola crece: no dan financiación a las promotoras ni tampoco hipotecas a quienes quieren comprar las casas". Mientras, Manuel Martín, empresario del granito de Quintana, es aún más tajante: "En tres o cuatro días cierro; tengo cuatros trabajadores y estoy asfixiado, porque no me quieren dar una línea de descuento suficiente". Martín ve el futuro negro: "Llevo trabajando desde los once años, y desde los 18 como autónomo. Ahora con 57 voy a ser un desgraciado toda mi vida, se agarran a que alguna vez han tenido algún problema de cobro, pero es que tampoco me han dejado margen de maniobra ninguna y tengo que pagar maquinaria, luz, impuestos..., y te encuentras con el material a la baja y los bancos que no dan nada". "Tienen orden de cargarse las líneas de descuento en cuanto venzan". Eso es lo que le dicen los responsables de las sucursales a Juan Ferreira, dueño de Construcciones JD Ferreira cuando intenta que le admitan un pagaré. La empresa tenía 20 trabajadores, ahora tiene la mitad. "Todo ha reventado, no te dan ni una hipoteca sobre tu casa si es para financiar la empresa, y ahora, después de 16 años con esta empresa me da miedo pensar qué es lo que va a pasar".
