esquila, lana merina
El ruido de las máquinas y el balido insistente de las ovejas que se puede escuchar estos días procedente de los establos de ganado, delatan que es temporada de esquila. Y es que, con las primeras calores, que este año han llegado con cierto retraso, las explotaciones ganaderas de ovino de Extremadura se ponen manos a la obra en las labores de la esquila. Precisamente, esta época sirve para dejar si cabe aún más patente, la escasez acuciante que sufre la región de profesionales que desarrollen un trabajo tan duro como necesario para las propias ovejas, que al verse liberadas de la lana mejoran su rendimiento productivo. Una carencia, que en ocasiones provoca un verdadero quebradero de cabeza para los propios ganaderos, que si no planifican con tiempo suficiente la esquila, muchas veces se encuentran con que tienen que esperar semanas para que cualquiera de las pocas cuadrillas que se mueven por la región, pueda tener un hueco en el que atender a su ganado. En definitiva, que en ocasiones resulta casi una misión imposible para el ganadero el encontrar un esquilador. Manuel Martín Segovia montó hace cuatro años con su hermano Emilio, en el municipio pacense de Valle de la Serena, la cuadrilla Esquiladores Los Valerios, que estos días están a pleno rendimiento. Manuel recuerda que empezaron a principios de abril y desde entonces no han tenido ningún día de descanso e incluso, como asegura, hemos tenido que rechazar a mucha gente. Las labores de esquileo les llevará hasta finales de este mes de mayo en diversas explotaciones ganaderas de ovino de la comarca de La Serena, mientras que en junio subirán a Castilla-León, donde se pasarán otro mes. Esta cuadrilla, compuesta por seis personas, cinco esquiladores y un arrimador, es una de las diez o doce que trabajan en la comarca de La Serena, habiendo esquilado ya este año en municipios como Campanario, Valle de la Serena, Peraleda del Zaucejo o Quintana de la Serena. Además, es la única que, tras acabar su periplo laboral en Extremadura, sube hasta tierras castellanas. Solemos ir a la zona de Castilla León y allí ya terminamos la campaña de pela a finales de junio hasta el próximo año, aunque hay peladores extranjeros que se suben y todo hasta Francia, afirma Manuel. La operación del esquileo, que consiste en quitar la lana de la oveja, es fundamental realizarla correctamente, ya que de esta operación depende que la fibra de la lana sea más larga o más corta, que esté más sucia o más limpia, etcétera. En definitiva, una esquila correcta es indispensable para revalorizar la lana. Como admite Manuel, al día su cuadrilla puede pelar unas 600 ó 700 ovejas, aportando cada animal entre dos y tres kilos de lana. Un trabajo que requiere mucho esfuerzo físico, pero al que se acaban haciendo con los días: Se nota que es un esfuerzo grande el que hay que hacer y acabas muy cansado, sobre todo las dos primeras semanas. Luego, el cuerpo se hace a ello y te acabas acostumbrando. De otros países En los últimos años, han sido varios profesionales los que han recalado en Extremadura procedentes de países como Polonia, Francia, Eslovenia o Ucrania y que han implantado la esquila denominada al estilo australiano, con la que está comprobado que se obtienen bastantes ventajas. Precisamente, Manuel acudió a un curso que ofreció un francés en Campanario, y de éste aprendió a pelar al modo australiano. Un método que aplica, ya que se le saca mayor rendimiento: Con este método el esquilador se cansa menos y la oveja también sufre menos; ya que no se le atan las patas, pues se la sienta en el suelo, y se consigue así una mejor terminación de la oveja. De hecho, con este mecanismo, está comprobado que se obtiene el vellón completo, se hacen menos repasos y recortes, consiguiéndose mayor longitud de fibra. Un método con el que, además, se gana en rapidez, pues como admite Manuel, al estilo australiano puede dejar a una oveja libre de lana en unos dos minutos. En este caso, el movimiento y posición de manos y piernas, a la hora de la sujeción de la oveja, es vital. Una labor que dista ya bastante del estilo tradicional que se hacía antiguamente, a base de tijera. Mi hermano si que ha esquilado alguna vez a tijera, pero no tiene nada que ver, ya que es mucho más laborioso. Mientras que con la tijera pelabas unas sesenta ovejas al día, ahora con la máquina esquilas más de ciento cincuenta, afirma. En las cuadrillas, es esencial también la figura de los arrimadores, que son los encargados de tumbar a las ovejas en el suelo y acercárselas al esquilador. Una función que requiere estar muy atento para que éstos no se queden sin ovejas. Lo cierto es que una vez terminado el trabajo, la mayor ventaja para los ganaderos es el bienestar que supone para las ovejas el liberarlas de lana, de cara a que en verano se fatiguen menos y puedan comer más y mejor. Trabajo duro En definitiva, como indica Manuel, para los esquiladores es un trabajo duro, que te tiene ocupado tres meses como mucho, ya que durante el resto del año, como es mi caso, tienes que irte a trabajar en la construcción o en la reforestación. Por eso, no todo el mundo quiere hacerlo, a pesar de que saques un buen dinero extra. Una razón que explica por qué cooperativas, como Comercial Ovinos, apueste por ciudadanos extranjeros a la hora de facilitar la esquila a sus asociados. Este año hemos tenido esquiladores ucranianos, eslovenos, polacos y rumanos que han trabajado para nuestros socios, ya que a ellos son los que realmente les interesa estos trabajos de campaña, en los que por dos meses sacan más dinero que durante todo un año trabajando en su país. Es normal que cada vez haya menos esquiladores aquí, ya que se buscan un trabajo más fijo y más continuado en el tiempo, señala el gerente de Comercial Ovinos, Marco Antonio Calderón.